viernes, 28 de noviembre de 2008

Baja Bajando

Dos pasajeros subieron antes que yo y aún cuando se encontraba desocupado el primer asiento siguieron de largo. Contenta con mi "buena suerte", me arrojé sobre mi sitio después de una mañana llena de libros, cátedras, sermones, y bostezos. Además que era el lugar perfecto, evitaría el tumulto que se armaría en un par de cuadras más adelante y bajaría casi en paz. Todo iba bien, el sol que entraba por la ventanilla enceguecía un poco mi paisaje vitamínico, pero, el cansancio era superior por lo que obvié el malestar lumínico, y entre cerré los ojos en gesto de un adormecimiento alerta. Cuando todo marchaba de buena manera, en la primera parada sube un anciana de baja estatura y un sin fin de bolsas, por el fruncido de su ceño, parecía ser de ese tipo de mujeres hostiles, por inercia y educación sentí que era mi deber ceder el asiento de inmediato, aun cuando mi lado izquierdo se encontraba sentado un tipo de la misma edad que la mía, y si bien no soy feminista, por una cosa de caballerosidad, sentí que el debía ser el de la primera iniciativa, mas, no se inmutó en lo absoluto, peor aun miró toda la hazaña sin escrúpulos, mientras la anciana ocupaba su sitio. Indiferente a mi gesto, no hubo ni una sonrisa cordial de vuelta, de todas maneras entendí, tampoco tendría porque agradecerlo, algunas personas a esa edad solo desean salir luego del atisbo de tramites, con tantos dolores no hay cabeza ya para buenas intenciones.




La frescura de mi día soleado, borró toda escena de desprecio, y me olvidé pronto, avanzamos otro par de cuadras y la anciana se bajó, en la esquina la esperaba una mujer madura, la cual intentando lidiar con el niño invalido que llevaba en brazos apuró el paso, para ayudar a cargar las bolsas. Partimos, pero, no pude evitar voltear la cabeza, con la rapidez del auto bus solo logré ver cuando beso al niño y sonrió, entonces... comprendí... simulé un dialogo, imaginé una historia, y me reconfortó no haberla odiado por su poca empatía anterior. Aun medio aturdida con mis gran enseñanza del día, volvía a la realidad de mi cansancio, y está vez me arrojé a aquel asiento que ya le estaba comenzando a tomar cariño, y decidí llamarlo el "deseado lugar".


A esas alturas del viaje, íbamos bastante saturados de variados entes, agradecí que todos podían mantenerse en pie, mientras dormitaba, recordaba las estupideces de Diego, no podía evitar esas risitas estúpidas que salen, y te avergüenzan porque más de alguno de mira con gesto de interrogación. Y es que ese espécimen de amigo que tengo, me alegra tanto mis horas universitarias, creo que volvemos a sentir inocencia cuando nos hayamos juntos, algo así como que no importa nada. Diego crea frases celebres, y yo le respondo con irreverencias, que me sacan completamente de mi esencia femenina, y me agrada, juntos ocupamos ese lado "B", ese espacio que habita en nosotros, pero, que nadie conoce... Ese que escondemos no porque sea malo u ofensivo, solo porque es un lado más torpe de lo normal, un lado semi inocente, son desvaríos hiper ventilados que nos desahogan en medio de tanta seriedad rutinaria... Es el momento de olvidar la mochila que cargamos, como dice Diego después de su análisis emocionado de la película "Azul oscuro casi Negro". Y aunque entendemos que no caemos muy bien, por nuestras risas sobre actuadas, y esas personificaciones arrebatadas, logramos liberarnos por un rato de toda atadura. Un trébol de cuatro hojas en mi sien, cree que eres un gran compañero, cree que eres un gran amigo.


Continuando con el recorrido, ya un poco más oxigenado el ambiente, y cada vez más cerca de mi mi bajada, sube un hombre con un maletín grande y unos tubos grises en una de sus manos, con la frenada y partida, el hombre tendió a caer, y como yo era la primera víctima visible, detuve con mi pierna su maletín y con mi brazo sus tubos grises. Pidiéndome disculpas y un poco avergonzado avanzo hasta el fondo, yo con un gesto de que no pasó nada asentí. Enrojecida por la "casi rabia" sobé disimuladamente el ardor de mis extremidades, le llame al episodio "tiro al blanco", no había otra presa más expuesta para ser atacada. Entonces pensé, cuantas veces sin querer se puede hacer daño. Sin motivo, sentí mucho dolor, yo busque de cierta forma exponerme, busque ser primera, para evitar tumultos y bajarme a tiempo, sin pensar encontrar miles de obstaculos, que le dieron otro sentido al camino, el dieron un rumbo inpensado...
Ehy!.. señor pare, que ya me he pasado tres cuadras...

viernes, 21 de noviembre de 2008

perdoneme...

Sentí ganas,
anoche,
de sumergirme
en tus pestañas
otra vez.

Soy la propia
artífice
de mis mayores desvelos
y el verdugo encapuchado
camino a la guillotina.

Interpretabas el silencio
a la manera más idónea.
Cantas con los ojos,
calla el mundo.

Aún no te hago justicia.
Y es que si te lo dijera,
no comprenderías.

i.o




Inundas todo mi paisaje con palabras ... mis sentimientos ya casi flotan en ellas ... y solo buscan tu aliento y calor ... quizás si tu mirada rescatara mi ser ... podría sentir algo mas que un mar letras bien intencionadas ... pero arremolinadas en si ...